Uno de los valores más importantes en el judaísmo es Shalom Bait o paz en el hogar.
Había una vez un hombre que se vio obligado viajar lejos de su familia para ganarse su sustento. De repente sintió que sus días estaban contados y pensó cómo hacer para hacerle llegar a su esposa el dinero que había ahorrado. Llamó a su ayudante, quien lo había acompañado fielmente durante todo el viaje y le dijo: “Siento que mis días están contados. Aquí tienes $100.000. Toma lo que tu quieres y dale a mi esposa lo que quieras.” Efectivamente, el hombre falleció poco después y el ayudante volvió a su ciudad. Tocó la puerta de la viuda y le contó lo que había sucedido, entregándole un sobre con el dinero. Al abrir el sobre encontró $10.000. “Mi esposo me había mandado una carta en la cual me informó que le iba a entregar 100.000 y no 10.000. ¿Qué pasó con el resto?” “Es cierto que tu marido me entregó $100.000. Pero me dijo que podía quedarme con lo que quisiera y entregarle a Ud. lo que yo quería. Yo me quedé con $90.000 y le estoy entregando $10.000,” aclaró el ex ayudante del esposo. La mujer, entendiblemente escandalizada fue a hablar con el Rabino de la comunidad para que la ayudara ante semejante injusticia. El Rabino citó al hombre y le pidió que le dijera exactamente qué fue lo que le había dicho el marido de la Sra. al entregarle el dinero. “Me dijo: ‘Siento que mis días están contados. Aquí tienes $100.000. Toma lo que tu quieres y dale a mi esposa lo que quieras’”. El Rabino escuchó atentamente y se dirigió a la mujer diciéndole: Ud. tuvo un marido que no solo era bueno, era muy inteligente. Dirigiéndose al ex ayudante le dijo: Se ve que el hombre te conoció muy bien y que no entendiste qué fue lo que te dijo. Si vas a cumplir con la orden que el hombre te dio, toma $90.000 y dáselos a la esposa. “Toma lo que tu quieres (o sea 90.000) y dale a mi esposa lo que quieras (o sea 90.000)…”
Creo que esta anécdota ilustra muy bien la esencia del secreto de cómo lograr Shalom Bait: Pensar qué es lo que yo quiero de mi cónyuge y dárselo. O sea, pensar en satisfacer sus deseos y necesidades así como me gustaría que la otra parte piense en satisfacer los míos. A tal punto es importante lograr y mantener la armonía entre la pareja, que hasta D-os mismo está dispuesto a que se borra su nombre con tal de lograr restaurar la confianza y paz entre una pareja conflictuada (Números, 5:23, Vaikra Rabá, 9) Nuestros sabios señalan que traer paz a la pareja es una de las cosas de las cuales uno usufructúa los frutos en este mundo y el “capital” le perdura hasta el mundo venidero (Mishná, Pea 1:1). Nuestros sabios nos cuentan que uno de los méritos especiales de Aharón Hakohen (hermano de Moisés) fue que buscaba resolver conflictos y restaurar la paz y armonía entre amigos y esposos peleados. Nos dan un ejemplo del extremo de su sensibilidad y conducta: Había una pareja que se había peleado. El marido le dijo a su esposa que no la perdonaría hasta que no le escupiera en la cara de Aharón. Cuando Aharón se enteró de esto, se acercó a la mujer y le pidió que le escupiera en el ojo, con el pretexto de que lo tenía inflamado y la manera de curarlo era con las cualidades curativas de su saliva... Tierra y Costilla Es importante respetar el hecho de que las naturalezas y necesidades de hombres y mujeres son muy diferentes. Hay que ser sensible a lo que la otra parte necesita. No alcanza con definir las necesidades de la otra parte en base a lo que a uno, personalmente, le gusta. La esencia de la diferencia entre la naturaleza del hombre y la mujer se puede entender al analizar sus respectivos orígenes. Según la narración bíblica, el hombre fue creado de la tierra mientras que la mujer fue creada de la “Costilla” del hombre. ¿Qué implicancia práctica tiene este dato? Dado que el hombre fue creado de la tierra, tiene un complejo de inferioridad y necesita que se le manifieste continuamente que sus logros son impresionantes. La mujer, que fue creada de la costilla del hombre y ahora es un ser independiente, necesita sentir que su esposo la valora a ella y que sin ella se siente incompleto, que le falta algo importante. Así que, en resumen, podríamos decir que la necesidad más importante del hombre es que se valore lo que hace, mientras que para la mujer es más importante que se la valora como es. Tanto el hombre como la mujer necesitan sentir que son lo más importante en la vida del otro y la prioridad más importante es asegurar que la otra parte no tenga dudas al respecto. No es siempre tan fácil. Las presiones de todas las responsabilidades que cada uno lleva sobre sus hombros compite por el tiempo y la atención. Pero si estuvieran conscientes de cuán importante y a la vez cuán fácil es demostrarle al otro cuán importante es para uno, no dejaríamos pasar las oportunidades que abundan - en maneras grandes y pequeñas - para demostrarlo. Unos Tips A continuación, algunos consejos simples pero importantes. Para la mujer: Nuestros sabios declaran: “¿Cuál es la esposa apropiada? La que hace la voluntad de su marido (Tana Dvei Eliahu Rabá 9).” Por más que parezca ser una definición machista, si prestamos atención veremos que no dice “la que hace caso a su esposo”, sino “la que hace su voluntad”, o sea que forja la voluntad de su marido, haciendo que quiera lo que debería querer. La mujer tiene la capacidad de lograr que su marido quiera y haga lo correcto, no por medio del enfrentamiento, sino usando su inteligencia para lograr que su marido esté motivado para hacer lo que debe. Para el hombre: Maimónides (Hiljot Ishut, 15:19) cita el dictamen Talmúdico referente a la conducta del hombre para con su esposa: “El hombre debe honrar a su esposa más que a sí mismo y amarla como a sí mismo. Si tiene mucho dinero debe honrarla de acuerdo a su posibilidad. No debe hacerle sentir miedo de más, debe hablarle con tranquilidad, sin tristeza ni enojo.” En resumen: Debe haber amor y respeto mútuo y es muy destructiva la expresión del enojo dentro del matrimonio. Reflexión final Es muy importante tener en cuenta que las parejas las arma D-os. Le da a cada uno y una lo que le corresponde. Cada uno tiene cualidades que son valoradas como también carencias que implican un desafío para los dos. No se espera de nadie ser perfecto; la consigna de la vida es perfeccionarse continuamente. Hay mucho material disponible sobre cómo lograr un matrimonio feliz. Cada situación es diferente, por cierto, pero nuestros sabios han garantizado que “el que busca, encuentra”.