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Desde Espalda con Espalda a Cara a Cara

Cultivar una relación cara a cara La Cabalá nos enseña que antes de que Dios "separe" a Adam y Javá, el lado masculino de Adam estaba de espaldas hacia su lado femenino. Psicológicamente hablando este es también el nivel de conciencia con el que comienzan la mayoría de los matrimonios, cada cónyuge no está al tanto de las necesidades, emociones y expectativas del otro. Es evidente que si lo que buscamos es crear relaciones verdaderamente significativas, comenzando con nuestra alma gemela, tenemos que aprender a comunicarnos con los demás de una manera cara a cara.

En una relación de espalda con espalda, cada cónyuge está involucrado en satisfacer sus propios intereses. Aunque cada participante está físicamente en la relación, ambos están en lugares muy distantes emocionalmente. Por el contrario, en una relación cara a cara, cada persona toma en cuenta cuidadosamente las necesidades y consideraciones de la otra. En un matrimonio esto implica tener un interés real y concentrado en el bienestar de su cónyuge.

Si bien las espaldas de las personas son más o menos iguales, el rostro es único y exclusivo de cada individuo. Así, el estado psicológico de vivir "espalda con espalda" indica una falta de interés por la individualidad del otro, o de una falta de sensibilidad general por la relación como un todo.

Espalda con Espalda

En una relación de espalda con espalda, un "buen" cónyuge se define como aquel que cumple con sus obligaciones básicas. En un matrimonio esto significa ser una "buena" esposa o un "buen" marido, pero no necesariamente que se preocupe por la individualidad del otro. Ambos socios están jugando según las reglas, sin centrarse en los "rasgos faciales", o rasgos de personalidad que los hacen diferentes de los demás. En estas interacciones personales las percepciones públicas y las costumbres sociales también moldean en gran medida la relación. Dado que cada cónyuge se centra en los aspectos superficiales (o posteriores) del otro, entonces están también mucho más preocupados por cómo la relación en su conjunto aparece a los demás. Desafortunadamente, como hemos visto demasiadas veces, este modo de pensar centrado hacia el exterior puede también (Dios no lo quiera) conducir a la deslealtad de la relación misma.

Fomentar la conciencia personal

Por el contrario, cuando hay una conciencia de cara a cara, el foco está en satisfacer los intereses y el bienestar del cónyuge. En lugar de cumplir las obligaciones básicas y exigir mis propios "derechos" a cambio, la única manera de relacionarse verdaderamente con su carácter esencial es teniendo en mente sus aspectos más íntimos. Por supuesto, esto incluye tanto el bienestar físico y emocional de la pareja, así como mi voluntad de dirigir mi propia conducta para hallarlos en su propio terreno. Al redirigir mi orientación exclusivamente hacia la verdadera naturaleza de mi pareja, yo mereceré también ese máximo placer de verlos feliz en la relación.

Traducido y adaptado del libro del rabino Ginsburg en hebreo, Iain Hamesameaj , vol. 1 p. 39


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